martes, 23 de agosto de 2011

Etapas... por Rainiery Hernández.



Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.

Cerrando círculos, cerrando puertas o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?
¿Se acabó tu relación?
¿Ya no vives más en esa casa?
¿Debes irte de viaje?

Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente ‘’revolcándote’’ en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito porque en la vida, yo, tú, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos. Ir dando vuelta a la hoja. A terminar etapas y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces, es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir solo lo que tenemos en el presente… el pasado ya pasó.

No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta quién eres tú… suelta el resentimiento. El prender tu ‘’televisor personal’’ para darle y darle al asunto lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte y amargarte. La vida está para adelante, nunca para atrás.

¿Noviazgos o amistades que no clausuran?
¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?
¿Necesidad de aclaraciones?
¿Palabras que no se dijeron?
¿Silencios que lo invadieron?

Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo. Si no déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio. Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses… por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el capítulo.

2 comentarios:

Miguel Angel dijo...

pero eso esta muy bien felicidades ray se nota que tienes talento muy interesante.

Aer Méndez dijo...

Todo eso es cierto y todos, por mas sabios o mas ignorante que seamos hemos pasado por esa sensación de añorar el pasado...Fue muy bueno leerlo, Ray.