viernes, 17 de agosto de 2012

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández

Por qué soy cristiano

¿Por qué soy cristiano, católico? Mis padres no fueron especialmente religiosos, pero sí mantenían algunas tradiciones. Fui a una escuela de barrio al lado de casa en el Poble Sec. Mi mejor formación fue el escultismo, el aconfesional, que no laicista. Abandoné la práctica religiosa a los 17 años y retorné a los cuarenta muy cumplidos. En medio de una vida intensa, con una buena dosis de aventura. De este tiempo tengo la experiencia de lo que significa vivir al margen de Dios, y en qué radica su atractivo.

Se acostumbra a ir a Dios a causa del sufrimiento. No fue mi caso. Hacía año y medio que era conceller de Generalitat, y ya sabía dónde estaban los botones y conseguía (más o menos) que funcionaran. ¡Una gozada! Sensación de plenitud personal y al tiempo constancia de un vacío. ¿Cómo se come esto? Al principio no sabes muy bien qué es lo que falta ¿Cuál es esa ausencia tan grande? Pero si te preguntas, lo encuentras. Él está ahí. Humilde, respetándote en tu error, pero al mínimo gesto se alza, te llama. Basta con la delicadeza de escucharlo y la humildad ante su Misterio. Debo decir que en mi búsqueda me ayudaron poco gentes ilustres del mundo católico. Demasiada teología y sociología de vuelo gallináceo revestida de ornamentos y escasa contemplación de Él, pero la providencia me regaló un gran sacerdote, Francesc Vergés. Él me ayudó en la experiencia de Dios, a entender los pecados de humanidad de la Iglesia, y que el listón no debe rebajarse, sino ayudar amorosamente a intentar saltarlo una y otra vez. Cada uno tiene sus pecados estructurales, los que te atan al lado malo de la vida. No los vences engañándote. Dos autores fueron en mi ayuda. Uno, un teólogo inmenso, Hans Urs von Baltashar. Leí, sin dificultad pero con pasión, su Gloria, su Teológica, y casi toda la Teodramática. Por él conocí a otro maestro del pensar la fe, el cardenal Ratzinger; Benedicto XVI. El otro autor era anglicano, historiador brillante de los primeros siglos del cristianismo, que se convirtió al catolicismo y llegó a ser cardenal, John Henry Newman. Ejemplo de la elegancia suprema que se alcanza cuando se unen razón y fe. Pero todo eso quizá no hubiera servido si en mi corazón no hubieran estado sembradas unas pocas referencias religiosas, sencillas, infantiles. Y esta es una gran razón para evangelizar. Hay demasiados buscadores de semillas.

Josep Miró i Ardèvol


Leyendo el periódico en estos días me he encontrado con esto. Para mí es digno de admiración el tener la valentía, la capacidad y la fe, para expresar lo bien que se siente al estar con Dios.

Buscar respuestas al sentido de ser cristiano no es cuestionar a Dios. Es dar fundamento a nuestra vida y con ella, afianzar los lazos y el compromiso que nos une con Dios. ¡Vete y haz tú lo mismo!

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