jueves, 22 de septiembre de 2011

Con otras palabras... por Pabel A. Alba


Creer, ¿para qué?


Debemos intentar, sobre todas las cosas, confiar en los demás. ¿De qué nos vale vivir en un mundo donde no podamos depositar nuestra confianza en otros?

Anteriormente podíamos tener certeza de las palabras de los demás, de su juramento. Pero ahora en nuestra sociedad hace falta para confiar, un abogado, un notario, un lápiz y papel, y dejamos a un lado el valor que tienen las palabras de los demás.

Aunque sea difícil, hay que creer. Les cuento: hace unas 3 semanas saliendo de mi casa alguien se presentó a la puerta solicitando una ayuda para darle una asistencia médica a su hija, como estamos en una sociedad donde es difícil creer en la veracidad de lo que te dicen los demás, sobre todo en aquellos que no conoces, dudé en un instante. Su cara traía consigo preocupación, desesperación y en mí reinó el sentido del amor más que el de rechazo y tuve que ayudar.

Aquél hombre solo quería $300.00 pesos y accedí a dárselos. La condición que el me tenía era que yo retuviera sus documentos de la universidad hasta el día próximo en que él volvería a la casa a pagarme lo que le había dado. El valor que tienen las personas y su palabra valen más para mí que mil papeles y por ello no acepté la documentación, le dije: confío en que vendrás mañana. Él me bendijo y me dio las gracias por aquél favor que le hacía.

Han pasado ya 3 semanas y sigo esperando. El dinero es lo de menos, la confianza es lo que importa. Aún sigo pensando en que se le han presentado otros inconvenientes que le han dificultado venir hacia donde mí o simplemente se olvidó, su hija mejoró y ya todo marcha bien.

¿Por qué esto? Por que creo que aunque nos pasen situaciones similares debemos mantener la confianza en los demás, debemos creer en sus palabras.

Vivir bajo la desconfianza es para mí, vivir una vida a medias y Dios quiere una vida plena para nosotros. Intenta siempre, hagan lo que hagan, tener la fe y la esperanza en que esto va a cambiar, en que las personas van a cambiar y volveremos a aquellos tiempos donde valía más una simple palabra a tener mil bolsas de oro.

Y entonces, ¿para qué creo en Jesús? ¡Vete y haz tú lo mismo!


Postdata: la intención de este escrito no es mostrar mi “bondad” o el corazón “generoso” que tengo, ni mucho menos. Lo que pretendo es ilustrar un suceso que me ocurrió y que creo puede servir para nuestra vida diaria.




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