“TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO”
Reconozcámoslo, nuestra identidad religiosa tiene mucho que ver con estas palabras con las que el apóstol Pedro responde a la gran cuestión que Jesús plantea a sus discípulos: “¿Y vosotros quien decís que soy yo?”.Después del camino del discipulado, escuchando las palabras de vida que el Señor les predicaba, después de haber comprobado con ojos propios que el Reino de Dios anunciado por Cristo, no era una utopía inalcanzable, sino un manera de obrar, sencilla pero con poder sobre el mal, iba haciéndose realidad en aquellos hechos asombrosos o no: curaciones, exorcismos, multiplicación de los panes, acogiendo al marginado o discriminado injustamente… Después de eso, ya solamente quedaba un paso decisivo, reconocer UNA GRAN VERDAD, Dios es presencia viva en el Maestro.
Por eso, pongamos toda nuestra voluntad en hacer todo el bien que podamos, con amor y gratuidad, así seguiremos afirmando que el Jesús en el que creemos los cristianos es el Hijo de Dios vivo.
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