martes, 17 de agosto de 2010

Las gafas de Dios...



Mamerto Menapace cuenta el cuento de un hombre que se murió. 

Encontró las puertas del cielo abiertas y nadie por allí, y se sorprendió de la confianza con que tenían todo de par en par, así que entró y más adentro encontró también la oficina de Dios Padre, que había salido de picnic con los angelitos. Se dio cuenta de que encima de la mesa estaban las gafas de Dios, y no pudo resistir la tentación y se las puso, sorprendiéndose de la belleza increíble del mundo y la belleza de cada persona...

Junto a la belleza descubría también lo que escondía cada persona, y quiso afinar la mirada y enfocar a su compañero de trabajo que era economista, y se indignó de ver sus trampas y engaños, y no pudo resistir la ira y agarró un banco que había allí y se lo tiró dándole en las costillas.

En esto llegaba Dios padre del paseo, con los angelitos, que venían cantando delante y Dios sonriente, que se alegra de verle y le dice que qué hace con sus gafas.

Y el hombre excusándose, dice que tenía curiosidad, a lo que Dios le responde que a Él le encantaría que todo el mundo se pusiera sus gafas para ver tanta maravilla, pero que si te pones las gafas de Dios, tienes que ponerte también el corazón de Dios.

 

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