Tu llamado, el de Jesús, en este texto es a la autenticidad ante todo y sobre todo, en contra de la hipocresía de los fariseos que vivían de la “actuación”. Tú conoces mi corazón que con facilidad se inclina a ser hipócrita, actor; a no vivir la propia vida a costa de mantener una imagen, un estatus, el nivel de aceptación, ser alabado, manipular a otros, etc. Tú quieres que yo viva… porque lo otro es ser actor en la película de mi vida. Tu me llamas a vivir sin máscaras, sin actuaciones; a ser como la flor que se abre con todo su esplendor no porque la están viendo sino porque llegó su tiempo, como el sol que se levanta porque le llegó la hora y el pollito que rompe el cascarón porque ya hay que nacer…
Vivir, oler lo que me rodea, mirar con los ojos abiertos, escuchar con el oído atento lo que se dice y lo que no se dice, saborear la comida, palpar la energía que emana todo lo que toco: ver, gustar, oler, palpar, escuchar la sinfonía de Dios que siempre está haciendo su mejor ejecución con todos los instrumentos de la vida. Y de esta sinfonía yo formo parte y he de tocar con autenticidad, siendo quien soy; a veces desafino, pero debo tocar hasta que termine la función.
Jesús te bendice. Miguel Angel
No hay comentarios:
Publicar un comentario