jueves, 11 de marzo de 2010

DO 14/3 Evangelio y Vida por Fray José Muñoz, mercedario



Y EL OTRO MENOR SE QUEDÓ

Cerca de la casa del padre que acababa de perder a su hijo se encontraba la casa de un amigo que también tenía dos hijos.
Cuando días más tarde salía al camino cada día con la esperanza de ver de vuelta a su hijo se encontró con su amigo que vino para reunirse con él.
Tras el saludo de rigor le preguntó que le traía por aquel lugar.
- Vengo cada día con la esperanza de ver volver a mi hijo que hace un tiempo se marchó, quiero que sepa, desde el momento que se acerque, que todo está perdonado y puede volver a integrarse en la familia.
- Espero que tengas suerte.
A los pocos días mientras el padre esperaba, volvió de nuevo el amigo. El padre le dijo:
-Te agradezco que me hagas compañía, pero no es necesario que vengas cada día para estar conmigo, tendrás otras cosas que hacer.
-Lo hago por interés, porque el día que tu hijo vuelva quiero que venga a casa para contarle a mi hijo menor lo que puede esperar de la vida si no cambia de actitud.
-¿También el se quiere marchar?
- Ni mucho menos, él está muy a gusto en casa, pero desde hace tiempo ha decidido que no vale la pena perder el tiempo en trabajar, no es necesario, cuando otros lo hacen por él, el está en la vida para divertirse, para que quiere un padre rico si tiene que trabajar como los demás.
No quiere aprender a llevar la hacienda, todo lo deja en manos de su hermano, se levanta a mediodía y desaparece hasta entrada la noche, y cuando le digo que yo no estaré siempre para ayudarlo me dice que entonces ya verá lo que hace. Por eso quiero que tu hijo le cuente como es la vida, porque también mi hijo se ha perdido y quiero recuperarlo.


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