En el hormiguero salía una nueva generación de hormigas que apenas hacía unos días eran larvas, y ya debían unirse al resto de las trabajadoras. Al asomar las antenas por la puerta del hormiguero algunas se asustaron al ver la carga que traían sus hermanas mayores, solo por eso ya se sentían desfallecer. Una, llamada Pérez Osa, se hizo la remolona buscando escaparse, al menos ese día, cuando oyó una voz en lo alto, era la araña Embá Uca Dora.
-Te veo preocupada-le dijo a la hormiga.
-Es por el trabajo, no se si seré capaz. Me siento débil
-No te preocupes, yo te puedo ayudar
-¿Usted haría eso por mí?
-Entre familia hay que ayudarse, conozco un lugar donde hay mucho grano, es todo tuyo, iremos juntas, yo lanzaré uno de mis hilos de seda lo enganchas en el grano y te pones debajo del grano, yo lo dirigiré hacia el hormiguero y parecerá que tu lo cargas, vendrás casi volando.
-Voy a parecer la hormiga más fuerte.
-Sin lugar a dudas.
Y así lo hicieron. Despertó la admiración, incluso de las veteranas que no podían descubrir el engaño, ya que la araña cortaba el hilo antes de llegar al hormiguero. Durante días eso funcionó convirtiendo a nuestra amiga en heroína, por la gran cantidad de grano que conseguía y la rapidez con que lo acarreaba, viviendo a cuerpo de rey.
Hasta que un día salió en busca de Embá y no la encontró, pero como todas la miraban, esperando su hazaña, no le quedó más remedio que ir a buscar el grano, pero al intentar jalarlo era incapaz de moverlo, sus patas no habían adquirido la fortaleza necesaria al no haberse ejercitado. ¿Que pasaría cuando llegara con una simple brizna de hierba? Todas se burlarían, mientras, las hermanas de su generación ya eran capaces de trasportar semillas de su tamaño.
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