viernes, 6 de noviembre de 2009

Vivir con Sentido por fray Tomás García, mercedario


(El niño de la foto es el autor de estas letras)

Hola Amig@s!!! Seguro les sorprenden mis letras en este blog y más aún que sean para dirigirme a ustedes y para hablarles de mí, de mi vivir, de mi ser como mercedario.
A veces las prisas, las actividades, responsabilidades: “fray al paso” me dicen, no permiten entre nosotros que se produzcan este tipo de encuentros de tú a tú, y hoy quiero aprovechar la oportunidad que se me da y me doy para hacerlo, para compartir con ustedes, contigo lo que soy. ¡Qué difícil tarea!, ¿verdad?
Para los que no me conocen mi nombre es Tomás. Tengo 30 años y soy mercedario. Comencé en esta aventura de ser mercedario casi por casualidad, cuando contaba con tan sólo 14 años. Un mercedario llamado Alejandro, hoy buen amigo mío, se cruzó en mi vida (por el parque de mi pueblo) y me hizo una invitación al estilo de Jesús. Por entonces mis sueños e ilusiones iban por otros caminos bien distintos al sueño que Dios tenía pensado para mí. ¡Quería ser enfermero! y menos mal que no fue así, pues cuando veo unas gotas de sangre comienzo a sentir que me mareo. Pero de esto sabe mucho Dios y él se las ingenió para cambiarme de dirección, de vocación.
Sólo tenía que escuchar mi corazón para darme cuenta de lo ignorante y necio que era, y que aún hoy sigo siendo para descubrir con asombro y gratitud la cercanía y el amor incondicional de Dios en mi frágil y pequeña vida.
Al comienzo de esta invitación de Dios le puse resistencia, ¿Por qué a mí? ¡Hay otros jóvenes mucho mejores que yo, más listos y mejores personas! le decía y me decía una y otra vez intentado convencerle/me de ello, sin éxito. Durante un tiempo estuve confuso, indeciso, rebelde y hasta triste. Os confieso que aún hoy vuelve de vez en cuando a brotar en mí esa rebeldía adolescente que se rebela a cumplir con el sueño de Dios para yo ser feliz. Pobre de mí!
Siempre me sentí llamado a compartir lo poco o mucho que tenía con los que no poseían nada, con los que estaban en tierras lejanas y vivían en situaciones de guerra y de pobreza. Jesús siempre estaba y está ahí en medio de esas motivaciones pero de ahí a dejarlo todo y seguirle, era otro tema.
Yo no era capaz de verlo así de claro y tampoco quería verlo. Necesité de las gafas de unos buenos amigos que me acompañaron y siguen haciéndolo con infinita paciencia y cariño para caer en la cuenta de que me estaba engañando y de que no era feliz. Ellos al igual que Dios creyeron y siguen creyendo en mí, en mis capacidades y talentos…para ser feliz, para ser mercedario; en lo feliz que soy siendo mercedario y en lo felices que intento hacer a aquellos que se acercan y comparten mi pequeña vida que esta dividida en trocitos y en la que ustedes los jóvenes junto a los niños limpiabotas y a mi comunidad mercedaria se gastan gran parte. Vivo con sentido, vivo feliz. Gracias de Corazón!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigo Tomas

Gracias por compartir tu vocación. Contemplar tu historia vocacional es sentir que Dios llama a cada persona en su momento. Los SENTIDOS hacen parte de tu caminar constante. Hoy con certeza haz hecho tantos jóvenes a pensar en su VOCACIÓN. No pierdas las alegrías, los sueños, los desafios que llevas adentro por que vale la pena decir SI al Señor en tierras extrangeras. Con cariño tuya amiga Hna Carmen