sábado, 31 de marzo de 2012

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández

El lenguaje de Dios

Hace unos días me encontraba en Cagliari, Italia, compartiendo con una comunidad mercedaria que allí vive. Cada día vivido allá ha sido una experiencia inolvidable, sobre todo esta:

Estaba sentado en un estadio de fútbol, mis compañeros jugaban y yo haciendo de espectador. Junto a mí estaban jóvenes de la pastoral juvenil y el ambiente estaba propicio para entablar una conversación. ¿Cómo nos íbamos a entender?

La mayoría no hablaba inglés ni castellano, algunos, solo dos, simplemente entendían y decían unas que otras palabras. Yo por mi parte solo sabía decir “Ciao” (hola o adiós). Pero allí que nos lanzamos.

Entre gestos, movimientos y señas fuimos capaces de entablar una amena conversación, de reírnos y compartir experiencias de nuestra vida como joven. Y esto me llamó mucho la atención. ¿Qué interés teníamos en entendernos? ¿Por qué nos entendimos?

Creo que he sido capaz de encontrar la respuesta. El lenguaje de Dios, el amor.

Cuando nuestros corazones están llenos de la gracia y del amor de Dios no hay barreras que nos separen, ni la nacionalidad, ni mucho menos el idioma. Dios se pone de por medio. Qué oportunidad tan impresionante de descubrir la manifestación de Dios. Todos la podemos encontrar, tú la puedes encontrar.

No se necesita grandes acontecimientos para ver a Dios, milagros… él se da en la vida diaria. Sólo necesitamos los ojos o la mirada del corazón y allí lo encontraremos. ¡Vete y haz tú lo mismo!

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