martes, 6 de diciembre de 2011

Descubre una vida nueva en la Navidad por Manuel P. Maza Miquel, S.J.

Primero convenció a sus hijos: --esperen a que pase Cristo Rey, para poner el nacimiento y el arbolito. Antes de Navidad, durante “el tiempo de Adviento,” la Iglesia nos ayuda a disponernos a celebrar el nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros. Si las tiendas dirigen su Navidad, no verás nada (“ná” vi) y se van a quedar sin un chele, pues todo el tiempo te dicen: --dad--. La Navidad no se compra; se recibe, por eso hay que prepararse a recibirla.
El lunes 21 de noviembre, aprovechó que los hijos y la esposa sólo regresarían al caer la tarde. En su empresa habían fumigado. Hoy no se trabajaba. En tres horas montó nacimiento y arbolito. Se detuvo en medio del reguero de cajas y papeles para envolver las figuritas del nacimiento. Agotado, se acostó en el sofá para echar una pavita. Se durmió y comenzó a soñar:

Todo sucedía en el cielo. La Asamblea era enorme. Presidía el Padre Eterno, sonriente, a su derecha, el Hijo y acurrucado entre los dos, el Espíritu Santo.

El Arcángel Gabriel tomó la Palabra: -- El Padre Eterno me ha pedido que coordine esta Asamblea: “Descubre una vida nueva en Navidad”. Hemos de darle su verdadero sentido, para celebrar los 500 años de las diócesis de Santo Domingo, la Vega y San Juan de Puerto Rico, al servicio de la Buena Noticia.

Primero, recojamos los pedacitos de la verdadera Navidad que ya existen entre los dominicanos. Se encuentran entre los que meditan la lealtad del Padre que envió a su único Hijo. La verdadera Navidad se desborda en las celebraciones familiares, en las parroquias y las asambleas de tantos evangélicos lindísimos; en los abrazos sinceros de los vecinos, la generosidad de las Doñas que cocinan la Cena para todos. En la ilusión de las niñas, que abrazan una muñeca y el entusiasmo de los que amanecieron con los patines puestos; entre los que van a cantar a los hospitales; y entre los hombres serios que no se beben el doble sueldo y le reparan su rancho a su familia. Jesús bendecirá esos pedacitos, y de ahí vamos a multiplicar la Navidad en su sentido verdadero. No se trata de más de lo mismo, romo, bulla y comilonas, sino de celebrar todo lo que nos trajo Jesús. Dominicana tiene una gran responsabilidad, pues en ella se erigió el primer asentamiento del Nuevo Mundo: “El Fuerte de la Natividad”.

Escuchemos las comisiones.

Primero hablaron todos los que anunciaron la llegada del Mesías.

El viejo Isaías se puso en pie y con voz temblorosa dijo: -- yo llevo siglos repitiendo: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»” (Isaías 8, 23 – 9, 1). ¡En Navidad, en este país, tiene que haber más luz!

-- Con todo respeto para el colega profeta, intervino el evangelista Mateo, yo también cité ese texto en mi evangelio, pero hay que añadirle el pedacito del comienzo de la prédica de Jesús: “ — Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos.—(Mateo 4, 17). La luz para este pueblo, debe brillar primero en sus corazones. La Navidad, como la de María, o empieza adentro, o no será Navidad. ¡Tenemos que convertirnos! En Navidad, pidamos perdón por todo el bien que hemos dejado de hacer y por el mal que hemos hecho. ¿De qué sirve llenar la casa de foquitos y tener un corazón en tinieblas de odio, divisiones y maldad?

-- Sí, sí, interrumpió Isaías, pero hábleme de la otra luz y de los apagones. –

-- Mateo añadió, -- muchos están apagados, porque algunos no han pagado. La única luz que regalan es la que viene de lo alto. Todo el mundo tiene que pagar la de abajo. Sin trampas ni ganchos, que paguen primero todos los que puedan, y luego, que los pequeños vayan aprendiendo a pagar lo que consumen.

Mateo continuó dando palmadas: -- Si pagas el teléfono para hablar, paga tu luz para vivir. Gobierno decente, no cría clientes. Dele mente.—

Gabriel intervino: -- ¡Colega evangelista, no se me entusiasme, con un rap! Puede sentarse.--

Luego hablaron los Reyes Magos, ¡andaban vestidos con camisetas amarillas del 4%! -- Recorrimos kilómetros para llegar hasta el niño. El camino hacia una sociedad justa es largo. Que nadie se desanime. La estrella amarilla ya no está en el cielo, ahora anda por el suelo, guiando a los que luchan por la educación de todos los niños.--

El burro pidió el micrófono. -- Yo sé que ustedes no esperan mucho de mi boca, pero quiero dirigirme a los transportistas inter-urbanos, yo soy chiquito, pero llevé a dos grandes, a María y al niño. Ustedes son grandes y llevan gente chiquita, pues ningún grande viaja en voladora. Respeten todas las normas del tránsito. Ustedes no son el Rey, ni la ley. No priven en volar. Déjenle eso a los ángeles.--

Tocó el turno a los pastores: -- En nombre de las agrupaciones pastoriles de Belén, me toca leer esta propuesta.—

Gabriel interrumpió: -- vaya al punto, colega, no se me eleve.--

--Nosotros, los pastores compartimos lo que somos y tenemos, pero primero fuimos a Belén a ver. En Navidad, Dios se nos ha acercado para siempre. Pues eso es lo primero que debemos hacer, ¡acercarnos y ver! Nosotros nos acercamos a José, María y al niño y vimos sus necesidades. Luego juzgamos qué podíamos compartir y finalmente actuamos regalando presentes buenos. No regalamos lo que nos sobraba, sino de aquello que nos hacía falta, pero ellos lo necesitaban más. Y dimos con alegría, pues la Navidad celebra que Dios nos regaló a su Hijo.

A los pastores jóvenes: -- Nosotros entonces éramos jóvenes, y también fuimos a Belén. Aunque los jóvenes necesiten su tiempo y su espacio, en Navidad, hay momentos en que toda la familia tiene que estar reunida. Sean generosos con su tiempo, cuídense en las esquinas, no vivan amaneciendo y tendrán un mañana y muchas navidades. --

Gabriel preguntó: -- A ver el coro de los Ángeles. --

--- Pues nosotros cantamos aquella noche sin molestar a nadie. Venimos con este slogan: “que tu música y tu fiesta alegren y no molesten. Que haya bulla en el cielo y en la tierra paz.”—

Gabriel: --Sí, sí, me suena muy angelical, pero, ¿cómo van a enfrentar a los colmadones?—

Los ángeles respondieron: -- Muchos colmados son buenos vecinos, pero para los irrespetuosos les tenemos esta reflexión: “Que la bulla de tu colmado no se me meta en mi casa, y yo iré desde mi casa a comprar en tu colmado”--.

Luego habló José_ -- A mí me dieron instrucciones de cómo manejar a Herodes. Hoy en día la pobreza es la aliada de Herodes. Hay que propiciar una alianza entre los que luchan por la educación, los que aspiran a vecindarios dignos, los que sean electos para gobernar y los que quieren generar puestos de trabajo. Herodes quería que los Reyes volvieran a pasar por su Palacio para acabar con el niño. ¡Hay que tomar otro camino! El camino de la responsabilidad, la unidad familiar, la participación ciudadana, la organización para comprender, cumplir y reclamar, la transparencia, pagar bien los trabajos de la gente pequeña, fomentar el estudio serio, reforestar las lomas, facilitar el ahorro y darle la mano al que quiere sembrar y levantarse. Nada de regalos, crear oportunidades y capacitar con una educación de calidad. Si este pobre carpintero le dio su tamaño al Hijo de Dios, no digo yo a dónde llegarán las dominicanas y dominicanos, si se capacitan. ¡Y en Dominicana hay muchas Marías! --

-- Sí, José, arréglalo ahora. ¡Ya te estabas llevando todo el mérito! Pero está bien que te enfoquen las cámaras, tú siempre ocupaste con gracia un segundo plano.

María continuó: -- cada Navidad, recuerdo cómo me cambiaron mis planes por el bien de todos. José sabe que yo no aspiraba a formar una familia. Esta Navidad, que todo el mundo revise de corazón sus planes para enderezarlos y buscar el bien común. Los dominicanos necesitan revisarse. No debieran de gastar un chele en porfiar por ver quién se sube en el trono presidencial, sino invertir en todo lo que levante a los pobres y ellos que se fajen los primeros .--

El Padre Eterno tomó la palabra: -- sus propuestas son celestiales y me alegran el corazón, y si me permiten una expresión que he aprendido con los muchachos, ¡están ásperas y chulísimas. ¡Tán tó! ¡Empecemos a celebrar nosotros! Cantemos abrazados el primer aguinaldo de esta Navidad. A ver Gabriel, afina con tu trompeta.—

El Arcángel tocaba: -- pa ra pá. Pa pá.

--¡Papá, papá! Te quedaste dormido.-- Le sacudía su hija mayor.

-- ¡Un nacimiento hermoso y un arbolito gracioso!--- exclamó, la mamá. Y añadió:

¡Pero qué Papá tan regueretoso!

-- ¡Ay si el sueño que acabo de tener fuera verdad! ¡Descubriríamos una vida nueva en Navidad! Bueno, no se me alarmen por el desorden, entre todos resolvemos esto.


Manuel P. Maza Miquel, S.J.
Profesor Investigador en la PUCMM, Campus Santo Domingo.
manuelmaza@pucmm.edu.do

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