Haciendo balance de todo lo que aconteció este año, es justo y necesario dar Gracias.
Por los momentos de familia.
Por los momentos de comunidad.
Por los amigos.
Por los trabajos pastorales.
Por los problemas y vicisitudes.
Por las pérdidas.
Por los fracasos.
Por los miedos.
Por las personas conocidas.
Por la vocación.
Por los pasos dados.
Por los retos asumidos.
Y sobre todo por aquellos rostros que hicieron posible un año de paz, felicidad y cambio. Familia, amigos, hermanos de comunidad, jóvenes de la PJVM, niños limpiabotas y otros tantos viejos y nuevos conocidos que dieron sentido a esta vida durante este año.
Agradece a Dios y a quienes te acompañaron durante este año. No te quedes solo mirando. ¡Vete y haz tú lo mismo!
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