jueves, 16 de junio de 2011

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández

¿Cuál es el mérito?

Hace algunos días hablaba con un hermano de comunidad quien me decía que conocía una congregación religiosa femenina que en la conformación de sus comunidades dejaba el libre albedrío a las hermanas, es decir, estas elegían a las personas con quienes durante un tiempo querían vivir. Este hecho trajo en nosotros una larga conversación, ya que él, en cierta forma, estaba de acuerdo con esa idea y yo por mi parte me negaba a que religiosas, que deben intentar buscar a Dios en los demás, decidan con quien sí y con quien no vivir.

Ya pasado los días se me había olvidado esta conversación que habíamos tenido, pero ayer, leyendo el evangelio del día, me acordé de aquella plática. Jesús nos decía en Mateo 5, 43-48, amen a sus enemigos y recen por aquellas personas que los persiguen, por que ¿Qué mérito tiene amar solo a quienes te aman?

Es así. No podemos ir por la vida buscando personas iguales a nosotros, personas que no me hagan daño, personas que sean del mismo círculo social que yo. No. Nuestro cristianismo va más allá, Jesús nos invita a que dejemos a un lado la pereza, el rencor, la apatía y que nos esforcemos por crear nuevas y buenas relaciones con aquellas personas que por alguna circunstancia nos han herido. No podemos conformarnos por estar y compartir con las personas de nuestro entorno. Debemos salir al encuentro.

Hay que mantener el amor hacía los demás, pero no solo eso, hay que ir quitando esas capas de nuestro corazón que no nos permiten amar y comprender a personas que tienen ideas, formas de vivir y ver la vida diferente a nosotros.

El mérito de conocer a Jesús es el de ir al encuentro de aquél con el que tengo dificultades, aquél que no me cae bien.

¿Fácil? No. ¿Imposible? Tampoco. ¡Vete y haz tú lo mismo!

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