domingo, 1 de mayo de 2011

1/5 Evangelio y Vida por fray Santiago Rodríguez-Palancas, mercedario



TRABAJO Y DIGNIDAD

Hoy celebramos en todo el mundo el Día del Trabajo. En esta jornada se recuerda de forma especial a todas las personas que trabajan y tienen un oficio con el que ocupan su vida. El trabajo es de las cosas que mayor dignidad dan a las personas. Alguien que trabaja se siente bien consigo mismo y con los demás, llega al fin del día y puede alegrarse porque ha contribuido a la creación que un día Dios comenzó. Una persona que trabaja se siente feliz, porque desarrolla una tarea y ve normalmente los frutos a ese esfuerzo realizado.

Pero, por desgracia, no siempre el trabajo dignifica a la persona. En algunas ocasiones se convierte en una esclavitud, en una carga, en una pesadilla, en un sufrimiento… ¿Cuándo? –Mira algunos ejemplos:

 • Cuando alguien sufre acoso laboral, su jefe o su jefa no le valora, no le apoya, le exige más de lo exigible, le humilla, le insulta, le desprecia… entonces el trabajo no es trabajo, es esclavitud.

• Cuando una persona no recibe el salario que debe recibir, según las horas dedicadas… entonces el trabajo no es trabajo, es esclavitud.

• Cuando vemos a un niño por las calles de nuestra ciudad limpiando zapatos, vendiendo chinas, limpiando vidrios… entonces ese niño no está trabajando, está siendo esclavizado.

Pero también ocurre que cuando el trabajador no cumple con sus obligaciones, convierte a los demás en esclavos… ¿Cuándo? –Mira algunos ejemplos:


• Cuando un trabajador no cumple con su horario, llega tarde y se va antes… entonces no trabaja, sino que esclaviza a los demás.


• Cuando alguien recibe un sueldo sin mover un dedo, sin aparecer por su lugar de trabajo; cuando uno tiene una botella en el Gobierno, y sólo aparece en su puesto de trabajo los días que hay que cobrar… entonces no trabaja, sino que esclaviza a los demás.


• Cuando uno ve a un niño trabajando por la calle y le da dinero… no le está pagando su trabajo, sino que lo está esclavizando aún más.


Si eres trabajador, felicidades; si tu trabajo te esclaviza, denúncialo y busca una salida; si tú esclavizas a otros en tu trabajo, quizá no puedas llamarte cristiano.

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