jueves, 14 de abril de 2011

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández

“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo (Jn 13, 1)”


La religión musulmana es la que más crece en número en los Estados Unidos, especialmente en los grupos minoritarios. El mes pasado asistí a una clase de entrenamiento requerida para mantener mi status de seguridad en el Departamento de Prisiones del Estado. Durante la reunión hubo una presentación por tres oradores, uno católico, uno protestante y un musulmán, quienes explicaron sus creencias.

Me interesaba sobre todo lo que diría el islámico. Él hizo una completa y gran presentación de las bases del Islam, incluido vídeos. Después de las presentaciones, se concedió tiempo para preguntas y respuestas. Cuando llegó mi turno pregunté al islámico:

“Por favor, y corríjame si me equivoco, pero entiendo que la mayoría de clérigos del Islam han declarado la Yihad (guerra santa) contra los infieles del mundo. De modo que matando a un infiel, que es una orden para todos los musulmanes, tienen asegurado un lugar en el cielo. Si así fuera el caso… ¿Puede usted darme una definición de infiel? ”
Sin discutir mis palabras, contestó con seguridad: “Son los no creyentes”.

Contesté: “Permítame asegurarme que le entendí bien. ¿A todos los seguidores de ALÁ, le ha sido ordenado matar a todo el que no es de su fe para poder ir al cielo? ¿Es Correcto? ” La expresión de su cara cambió de una autoridad, a la de un chico con la mano en la lata de galletas. Vergonzosamente. Contestó: “Así es”

Agregué: “Pues bien, señor, tengo un verdadero problema tratando de imaginar al Papa Benedicto XVI ordenando a todos los católicos matar a todos los de su fe islámica, para poder ir al cielo”. Él quedó mudo.

Continué: “También tengo problema con ser su amigo, cuando usted y sus colegas dicen a sus pupilos que me maten. ¿Preferiría usted a su ALÁ, que le ordena matarme para poder ir al cielo, o a mi Jesús que me ordena amarlo para que yo vaya al cielo? ¿Y que además quiere que usted me acompañe? ”

Se podía oír la caída de un alfiler en el recinto cuando el islámico inclinó avergonzado su cabeza.

Ánónimo. (Adaptación)


Tenemos la oportunidad de creer en alguien que vino a revolucionar y ha cambiar el mundo. Con un solo método. Con un simple método. El amor. Que esta Pascua que se avecina nos sirva para encontrar esa técnica perfecta que Jesús nos dejó, el amor. ¡Vete y haz tú lo mismo!

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