sábado, 12 de marzo de 2011

13/3 Evangelio y Vida por Fray José Muñoz, mercedario

OTRAS TENTACIONES

Se llamaba Jesús, Apolinar Martínez, no Nazareno como el otro, y también tenía tentaciones, no porque transitara en el desierto, pero cada día era un reto a superar.

Desde primera hora de la mañana comenzaba el bombardeo. Con voz suave y tentadora sonaba una voz:

- Me voy a misa- declaraba la abuela Beba con su voz cantarina- ¿si alguien me quiere acompañar?.

Jesús escuchaba impasible y silencioso, si accedía a la petición de la abuela, acabaría por ir todas las semanas. Ya había ido y hasta le había gustado, no podía dejarse embaucar. Aún no terminaba de superar esa prueba y ya su hermano, más pequeño que él, intentaba sorprenderle:

- Me voy a la parroquia, que hoy tenemos actividad con los niños limpiabotas. ¿Te vienes?

Jesús estaba a punto de claudicar, ir con los niños, juegos, acción, poder mandar y organizar, ¡pero no! si le acompañaba hoy, terminaría ofreciéndose para todo el proyecto y renunciaría a la mañana de los sábados, tiempo que pasaba sin nada que hacer, ¡pero y si encontraba algo interesante y no disponía de tiempo para hacerlo!

- No puedo- terminaba diciendo a su hermano- no sabes la de tarea que tengo pendiente!

Apenas había salido su hermano y su mamá retomaba la acción:

- Voy a ver a la vecina del quinto, la mamá de tu amigo Venancio, está enferma y le vendrá bien un poco de compañía y mientras tú acompañas a tu amigo.

Atacaba, aludiendo a la camaradería y la amistad.

- Pues iría con mucho gusto, pero esta mañana me levanté con carraspera y a lo mejor le contagio algún virus, mejor me quedo.

Me había salvado una vez más

¡Que difícil es no dejarse tentar por una vida de compromiso!

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