Poder
“Para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder...” Mc 2, 1-12
Me llama la atención que en este texto Jesús responde al interior de las personas que aparecen en el mismo: primero perdona los pecados del paralítico al ver la fe de quienes lo llevaron a él y segundo ordena sana al enfermo de su parálisis y lo hace levantarse e irse al ver lo que pensaban los escribas que estaban sentados allí. ¿por qué los escribas juzgaron a Jesús con tanta decisión? Porque ellos conocían la ley y sabían que sólo Dios puede perdonar los pecados, como acostumbraban a pedirlo a Dios todos los años el día de la celebración del perdón. Jesús demuestra aquí que tiene poder: poder para leer nuestros corazones, nuestro interior, nuestra mente, poder para perdonarnos, poder para sanarnos, poder para liberarnos de nuestra postración; y así muestra claramente en frente de todos que El es Dios. Esto me hace preguntarme, cuando oro ¿cómo me acerco a Jesús, creyendo que El tiene poder para actuar en mi vida o pido “a ver si pego” y escucha mi oración?
Reconozco Señor mi pobre fe, aumenta mi fe en Ti, en que antes de acercarme a Ti ya tu has escuchado mi corazón, conoces de sobra mi necesidad, como el niño que después de caerse deja de llorar con sólo acercársele su madre porque confía en que ella le sanará; por eso sólo esperas que confiado me descuelgue de mis prejuicios y parámetros pobres y errados para ser entonces testigo de tu poder sanador y liberador, vivir maravillas y milagros que continuamente suceden a mi alrededor desde la más hermosa puesta de sol hasta el don de tu mismo Cuerpo que me alimenta y fortalece en la Eucaristía.
Jesús te bendice. Miguel Angel
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