lunes, 6 de diciembre de 2010

SEMILLAS PARA VIVIR por José Alberto Hidalgo O.P.


Hola sembradores de vida, en el caminar de Adviento que es un camino a la vida, esa vida que nace en nosotros para salvarnos, es necesario disponernos, consentir, acoger a ese niñito Jesús que nos trae el Reino de Dios a nuestro corazón. ¿Pero cómo acogerlo, de qué manera? En esta semana te propongo una manera de preparar esa acogida, cuidando lo que piensas, los pensamientos que generas, esos que dejas fluir, ya que nuestro interior es el pesebre donde nacerá Jesús, pero los pensamientos que dejamos brotar pueden perturbar, quitarle brillo y obstaculizar su nacimiento en mí. Vigilancia activa, conversión de nuestros pensamientos para que ellos generen ideas, sueños, proyectos para acoger al Jesús en nosotros. Cuidemos la naturaleza de nuestra mente, te ilustro este sentir y esta propuesta con el siguiente cuento. Te bendigo. Fr. José Alberto

LA NATURALEZA DE LA MENTE


Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol.

El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es, que al punto apareció una confortable cama

El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje.

Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso; tan dichoso, tan dichoso, que de repente, le asaltó un pensamiento:

"¡Mira que si ahora un tigre me atacase!"... Apareció el tigre y lo devoró.


El Maestro dice: Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.


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