lunes, 29 de noviembre de 2010

SEMILLAS PARA VIVIR por José Alberto Hidalgo O.P.



Hola sembradores, de nuevo quiero regar semillas para vivir este tiempo de Adviento, época de esperanza y de anhelo, de suaves melodías y reflexión. Quiero contarles una breve historia, de esas que refrescan, esas que pasan en la cotidianidad pero nos hacen ser mejores y agradecer a Dios, me la contó llena de sobrecogimiento mi amiga Sor Clara, ella es una sierva de María, esa vocación admirable en nuestra Iglesia para cuidar ancianos y enfermos de noche, por la confianza y la amistad que nos tenemos se que Sor Clara no me reñirá al compartirles el hecho de vida.


Era una de esas noches que Sor Clara iba de nuevo a cuidar a un anciano, pero esa noche le notó más pensativo que en otras noches. Sor Clara se le acercó con ese andar que le caracteriza y le preguntó al anciano el por qué estaba tan pensativo. El anciano le respondió:

- Sor, le estoy buscando un nombre.

Sor Clara sorprendida le dijo:

- ¿Y ya lo tiene?

- Sí, le respondió el anciano. A partir de ahora le llamaré TESORO HUMANO.


Sor Clara no tuvo palabras, le llenó un torbellino en su interior al que sólo supo agradecer en silencio su nuevo nombre. 

Desde que conocí la historia no se me olvida, me ha servido de referencia en mi oración y en el pensarme desde los hechos, las actitudes y las relaciones que voy tejiendo en el camino de mi vida, ¿con que nuevos nombres me llaman con los que convivo, con los que trabajo, a los que sirvo, con los que me encuentro a cada paso?

Si no lo habías pensado alguna vez, te invito a que pienses en tus actitudes ellas harán que te llamen con otros nombres, al igual que Sor Clara que le fue regalado un nuevo nombre.

Que pases una primera semana de Adviento dejándote nombrar desde tu vida regalada.
Te bendigo,

Fr. José Alberto OP

 

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