ESTAD EN VELA
“No te preocupes. Vive la vida, que dura poco y hay que aprovecharla”.
“A vivir que son dos días”.
“Hoy comamos y bebamos que mañana moriremos”.
Es la misma sociedad que espera agazapada para encontrarnos desprevenidos cuando estamos más confiados.
“Si no ha terminado la escuela superior no le puedo dar este trabajo”
- Pero si siempre me habían dicho que no valía la pena perder el tiempo estudiando- piensa el joven mientras se marcha cabizbajo después de recibir la quinta negativa a su demanda de trabajo.
“Si no pones algo de tu parte yo no te puedo curar”, dice el médico mientras el paciente se marcha pensando en los excesos que ha realizado años atrás. “Y eso que todo empezó como un juego, animado por los amigos, solo es por probar, no pasa nada”
“Si no paga este recibo a final de mes no nos queda otro remedio que confiscar su casa, el banco no se puede permitir el lujo de perder”
- Pero si me habían asegurado que tendría todas las facilidades, que no tenía por que preocuparme, que podría devolver con cómodos intereses- se repite a sí mismo el padre de familia a punto de perder su hogar mientras piensa en su familia.
Todo es fácil hasta que se pone difícil. Si esperamos al momento crucial sin haber puesto algo de nuestra parte mientras tenemos oportunidad, entonces no nos podemos quejar. Jesús nos invita a vivir en esperanza, pero la tenemos que construir nosotros mismos.
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