En la vida desde pequeños soñamos con diferentes cosas. Unos sueñan con lograr ser los mejores doctores, otros con ser los más elegantes y respetados, y algunos con ser sacerdote y religiosos. En mi vida el plantearme servir a Dios y a los demás por completo juega un papel vital, pero para que ese sueño fuera creciendo cada día en mi, Dios fue colocando a diversas personas que con su ejemplo de vida fueron dando valor a mi sueño. En agosto del 2008, un día normal le pedí a un sacerdote que no conocía, que me confesara; él dijo que sí y ese día yo inicié la aventura de mi vida. Yo le conté al padre mis inquietudes vocacionales y él me invitó a unos encuentros vocacionales donde chicos de mi edad se plantean si eso de ser cura es lo suyo. Los encuentros fueron para mí la mejor experiencia de mi vida, y los encuentros que viví junto a la pastoral juvenil vocacional mercedaria y mi amistad con algunos mercedarios me motivaron para que yo en enero del 2010 entrara al seminario mercedario para formarme como religioso. Desde ese momento toda mi vida cambió, he conocido a nuevas personas que comparten mi sueño y hasta hoy no me arrepiento de mi decisión. Espero que tú que estas leyendo mi historia vocacional también te animes a decirle sí a Dios como yo lo hice, y te aseguro que no te arrepentirás.
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