miércoles, 20 de octubre de 2010

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández


No tengo tiempo

Me arrodillé para orar, pero no por mucho tiempo; tenía mucho que hacer. Debía apurarme a ir a trabajar por las obligaciones que tenía que cumplir.

Con Dios ya había cumplido, mi alma estaba en paz. A través del día, no tuve tiempo para decir una palabra de aliento, no tuve tiempo para hablar de Dios a un amigo, tenía miedo que se rieran de mí.

No tengo tiempo, no tengo tiempo, hay mucho que hacer, ésa era mi constante queja: no tengo tiempo para dar a los necesitados.

Finalmente llegó el tiempo de morir. Cuando estuve frente al Señor, me presenté con ojos entrecerrados. En sus manos sostenía un libro, era el Libro de la Vida.

El buscó en el libro y dijo: No puedo encontrar tu nombre… una vez lo iba a escribir pero no tuve tiempo.

 

Que siempre tengamos dentro de nuestros quehaceres cotidianos un espacio para nosotros, para los demás y para Dios. Un espacio donde amar, servir y compartir la felicidad con los demás, pero en especial, un espacio donde ser reflejo de Dios para todos. ¡Vete y haz tú lo mismo!


No hay comentarios: