viernes, 3 de septiembre de 2010

DO 5/9 Evangelio y Vida por Fray José Muñoz, mercedario



¿QUÉ NECESITO PARA EL CAMINO?

La asamblea de caracoles estaba llegando a su fin, el lider estaba dando los últimos consejos.

-Todos sabemos que por esta época del año, esta zona del bosque, se llena de roedores, no nos queda más remedio que marchar a otro sitio, y recuerden lleven lo imprescindible.-

Cada uno tomaba algún recuerdo e iniciaba su lento caminar, menos “Concienzudo”, que preparaba su marcha con previsión y no dejaba de introducir en su concha algunos objetos que había ido acumulando a lo largo de los años.

-No pierdas el tiempo, ya encontrarás otros parecidos en el lugar al que nos trasladamos.-

Pero Concienzudo no quería dejar nada al azar, ¡quien sabe cuando podrían descansar para comer y buscar una lechuguita fresca, o una hoja de guineo para refugiarse de la lluvia y del sol!, pero introducir todo eso en su casa ambulante le estaba llevando más tiempo del esperado. Apenas se divisaba el reastro que iban dejando los más rezagados y él aun no había iniaciado su camino.

-¡Pero ya verás cuando tengan hambre o sed!- pensaba para si- entonces se morirán de envidia mientras yo me regodeo con mi lechuga fresca.

Ya solo le faltaba la cáscara de nuez que reforzaba su cascarón, para iniciar su camino, y deslizándose poco a poco se puso en marcha.

¿Pero que era aquel ruido que provenía del lindero del bosque? Asemejaban un millar de patas retumbando en el suelo y rompiendo la hierba a su paso. Cuando quiso darse cuenta estaba rodeada de hocicos bigotudos que se relamían al mirarlo. Solo entonces pensó en los sabios consejos de su lider. ¡Por qué no se habría deshecho de tantos objetos inútiles que ahora para nada le servían?

 
 

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