miércoles, 29 de septiembre de 2010

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández



¿Por qué me quejo?


Cuando iniciamos el recorrido fotográfico para la recopilación de las imágenes de la exposición “Vidas Encadenadas”, sucedieron momentos interrogantes en mi vida. Les cuento:

Pasábamos por el Malecón cuando vimos un joven en silla de ruedas y decidimos hacerle unas fotos. Nos acercamos a él y con ánimo y esperanza nos sonrió. ¿Por qué me quejo si tengo dos piernas a mi disposición y no tengo que deambular en la calle?

Luego en esa misma vía vemos una casa de citas sexuales y por fuera en las ventanas había fotos de mujeres y curiosamente tapadas con barrotes de hierro, una especie de cárcel. ¿Por qué me quejo si no tengo que vender mi cuerpo para satisfacer mis necesidades básicas (alimentación, salud, educación) y sobretodo, si no vivo encerrado?

Mas tarde decidimos ir a Bienvenido donde viven los niños limpiabotas y sorpresivamente a las cinco de la tarde, me encuentro con uno de ellos que caminaba a trabajar (de limpiabotas) por que en su casa no habían cocinado. ¿Por qué me quejo si tengo la gracia de recibir diariamente y sin falta los alimentos que me sustentan?

Lamentablemente, en ocasiones, nuestras oraciones se vuelven en quejas y reproches hacia Dios y no en acción de gracias. Revisa, independientemente de los problemas que tengas, en qué o por qué tienes que darle gracias a Dios y hazlo. Hay personas que viven en situaciones inhumanas en pleno SIGLO XXI. No te quejes tanto. ¡Vete y haz tú lo mismo!

 
 

1 comentario:

Miguel Angel dijo...

Las personas mientras más tienen más se quejan al contrario de los pobres que con tan solo un saludo que se den se sienten orgulloso de vivir y cada día en que se levantan dan gracias a Dios por lo que le llega lo más importante que hay en este mundo es la vida y vivirla totalmente feliz, no importa que estés mal si te preguntan como estas debemos responder que bien ya que siempre habrán personas en peores circunstancias que uno mismo.