jueves, 2 de septiembre de 2010

Con otras palabras por Pabel Alba...




¿De quién soy?

Cuando uno dice "yo soy de Pablo" y otro, "yo soy de Apolo", ¿no estás procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que les llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. NOSOTROS SOMOS COLABORADORES DE DIOS, Y USTEDES CAMPO DE DIOS, EDIFICIO DE DIOS. (1CO, 3,3-9)

En nuestra vida nos pueden ocurrir dos situaciones, que a mi modo de ver, son muy importantes a resaltar sobre esta lectura:

1- Dios ha puesto unos dones y talentos sobre cada uno de nosotros para que al conocerles podamos ponerlos al servicio de los demás y así ayudar a construir el Reino de los Cielos aquí en la tierra. El quiere que no guardemos para nosotros aquellas actitudes que nos servirán para alcanzar la felicidad junto con los demás. Dios nos invita a explotar eso que llevamos dentro, con amor y humildad, con la certeza de que es por  El, por quien tenemos dichas cualidades.

2- Podemos también tener la tentación de cerrarnos al grupo o movimiento al que pertenecemos, o a decir, "el mio es más espiritual que el tuyo", "el mio es más comunicativo", y al final desviarnos de lo que debe ser la esencia de cada grupo, que es, alabar a Dios y brindarle un servicio a la comunidad y a los demás, lo otro no es importante a los ojos de Dios.

Para finalizar, Dios quiere que descubramos los dones que llevamos dentro; que lo pongamos al servicio de los demás y que así encontremos nuestra felicidad. El no quiere que andemos en la calle diciendo yo soy el que mejor leo en la misa, el mejor catequista, el mejor joven. Dios quiere que con Amor y Humildad pongamos de manifiesto esos tesoros que llevamos dentro. Y además, nos pide que como Pablo recordemos de dónde procede todo cuanto hay en la faz de la tierra, que si tenemos un carisma es por que El lo ha plantado en nosotros y es El quien lo hace crecer. Por otro parte, no nos servirá de nada al final reconocer que pertenecimos a algún grupo o movimiento parroquial si eso no nos condujo a entregarnos y darnos por los demás.

La invitacion está clara: reconoce tus dones, ponlos al servicio de los demás, no pienses que eres mejor que los otros y no te olvides la procedencia de tus talentos, y si te preguntan de quién eres, no te olvides decir simplemente que eres de Dios y para Dios. ¡Vete y haz Tú lo mismo!



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