sábado, 14 de agosto de 2010

DO 15/8 Evangelio y Vida por Fray José Muñoz, mercedario



¿POR QUÉ NO ESTAR ALEGRES?


Algunas personas tienen motivos para estar alegres, ya que la vida les sonríe, se convierten en la envidia de los demás.

No hubo oportunidad, pero si hubieran existido periodistas en tiempos de Jesús, quizá alguno la habría aprovechado para entrevistar a María, antes de que ésta nos dejara. Y sin lugar a dudas ante la pregunta del reportero:

-Como te sientes María?- esta habría respondido:

-Bendecida por el Señor…

-Que suerte poder estar siempre tan alegre- seguiría diciendo el periodista- ¿Cuántas quisieran ser como tú?

-Es verdad, estoy alegre- respondería María sin dudarlo- porque el Señor se ha fijado en mi, que soy tan poca cosa, y me ha dado la oportunidad de cumplir una gran tarea en esta vida, aunque a veces la tarea parecía un poco pesada, y no es que me queje, pero con tantas prisas apenas me dio tiempo a casarme, pero estoy agradecida porque cuando mas fría era la noche del nacimiento, encontramos un establo, y el exilio en Egipto no lo llevé muy mal gracias a la presencia serena de José, y con el niño nunca tuvimos problema, bueno, en cierta ocasión nos tuvimos que poner serios, pero como decía las cosas con esa seguridad al final no te quedaba más remedio que sonreír. Cuando llegó a los treinta la cosa se puso más difícil, pero siempre tuve amigos y familiares que me animaron, y de vez en cuando lo veía y me bastaba una mirada suya para sentirme feliz. Lo más difícil fue allá en el monte, al pie de la cruz, no por el dolor o el cansancio o la desesperación, porque aunque me envolvía una tristeza infinita, sentía una paz interior que me decía que todo estaba bien. Si creo que he sido bendecida por el Señor porque de él solo he recibido bienes, y en cada momento importante de mi vida he sentido su presencia. Ahora me puedo ir tranquila y feliz.
 
 

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