martes, 13 de julio de 2010

LEER OTRAS VIDAS por Mariola López Villanueva



Me hice el regalo de pasear con una amiga por la feria del libro de Madrid. Cuántos mundos y cuántas historias tras cada libro, necesitaríamos varias vidas para poder leer todo lo que querríamos. Compré “ El desconsuelo de los insumisos”, de Malika Mokeddem, una escritora argelina. Me atrajo lo que ella testimoniaba en la contraportada: “La soledad fue una de mis primeras libertades… Desde que cogí un libro estuve en otra parte. El libro fue mi primer espacio inviolable”.
Comentando con una compañera más joven, constatábamos que cada vez leemos menos. Internet coge mucho rato, preferimos la información audiovisual… el hábito de la lectura se nos va menguando y es bueno activar las señales de alarma. ¿Cuál es el último libro que me he leído entero? ¿Cuántos he podido leer en este curso?... No nos desanimemos, el verano es buen momento para recuperar la lectura. Me gusta tener a mano un libro sobre espiritualidad y alguna novela, sobre todo historias que te abren a otros mundos, a otros modos de percibir, sino el nuestro se nos queda muy estrecho. Y descubrir que Dios está ahí, escondido en esas historias, veladamente ausente y presente: en los tanteos del amor, en los registros de las relaciones, en todas las búsquedas del ser humano por colmar sus hambres. Y otras vidas se entremezclan con las nuestras, otras historias se tejen, también yo soy ese hombre o esa mujer…“ Todo lo que tengo lo llevo conmigo ”, es el título de una novela de la premio nobel de literatura Herta Müller, que también podría ser el de nuestra vida.
Mientras escribo esto entierran a José Saramago en su tierra natal, un hombre sabio y humano, que no quería un Dios como se lo habían presentado, ese dios tan estrecho no era para su pecho grande, para su fina inteligencia, para su solidaridad latente, por eso no podía reconocerlo. Pero estoy segura de que Él le esperará impaciente por conversar y por decirle que le gustaban su imaginación y su compasión, y el anhelo por rescatar a los indefensos que había en sus obras. Cada artista, cada creador, lleva Su huella , aun sin saberlo, a veces lo que nos faltan son ojos para recogerla.

Los libros nos dan alas, son como barcos que nos llevan a otros puertos; hacen arder el corazón y nos ayudan a comprender un poco más este amado mundo nuestro.



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