viernes, 25 de junio de 2010

Comentario al evangelio de Lucas 9, 51-62 por Yanna Dishmey.

 ¿A donde te llevo, Jesús?
El camino al que nos conduce el evangelio de hoy se ha de señalizar con tres palabras: Llamada, Escucha y Compromiso, todas con una misma dirección, un solo destino, un solo rumbo, Jesús. El Hijo de Dios pronuncia un “Sígueme”, un llamado fuerte y apremiante, un llamado a imitarle, a ser como Él, a caminar como Él, a vivir como Él, a esperar como Él, a sufrir como Él y sobre todo a amar como Él.

En su llamado no quita nada y lo pide todo, porque lo ha dado todo. Nos llama porque nos necesita, necesita perpetuar su historia y sus obras, sin embargo nos preguntamos ¿Cómo? ¿Quién puede hacerlo? ¿Eso no es de sacerdotes y religiosas? Obteniendo nosotros mismos una respuesta clara y sencilla: sigue a Dios el que es valiente, el que es libre, quien solo tiene su corazón para dar. Y no más de ahí Jesús necesita, no más que un corazón dispuesto a seguirle y entregarse, un corazón sin rumbo establecido, un corazón que no pone condiciones, que no es de un solo espacio, un grupo o un país, un corazón como el suyo, puesto y dispuesto.

A nosotros solo nos queda escuchar y responder positivamente. Revestirnos de nuestro “yo” y ponernos en una sola piel, pintarnos de un solo color, y actuar bajo un mismo ideal, el ideal de Jesús. Dejar todo atrás, y seguir sin reservas ni restricciones, sin nada que nos ate ni nos impida seguirle. Nuestra tarea hoy es subirnos al auto de la vida, asegurarnos con el cinturón de la fe, y solo preguntar ¿A dónde te llevo, Señor?

No hay comentarios: