lunes, 3 de mayo de 2010

«Oración». Contada a los jóvenes por Mariola LÓPEZ VILLANUEVA, RSCJ


Nuestro «blog» interior

¿Sabes que, sin darnos cuenta, nos vamos haciendo cada vez más individualistas en esta sociedad nuestra del bienestar? No sé si tu eres de esos jóvenes con tele propia en el cuarto y conexión a Internet que se pasan el día relacionándose virtualmente. La otra tarde fui a un «ciber». A mi lado, un chico marroquí hablaba por «chat» mientras veía la imagen de la chica que tenía al otro lado. Por supuesto que yo no entendía lo que le decía, pero sí podía ver sus ojos y su sonrisa. Creo que ese mismo chico delante de esa joven, en vivo, no le diría ni la mitad de las cosas que le comunica por el «chat». Me hace pensar en la necesidad honda que tenemos de vivir conectados con los otros, de entrar en relación... y al mismo tiempo en nuestras dificultades para ello. La oración es también un modo vital de relacionarnos que necesitamos aprender.
Cada vez hay más páginas web sobre temas de oración, y seguro que hay algunas muy buenas que te podrán ayudar en distintos momentos. Pero te confieso un secreto: para conectarnos por dentro es mejor apagar el ordenador; si no, serán más imágenes, más palabras, pero no nos calarán, se quedaran en la epidermis de la información recibida durante el día. Porque la oración no consiste en saber ni en decir cosas, sino en sentir y gustar internamente, que decía Ignacio de Loyola, un buen compañero de camino para descubrir a Dios en la vida. Un Dios que conoce tu nombre y que necesita de ti para hacer este mundo más humano. Sí, aunque te parezca increíble.
Estamos amenazados de individualismo, y la oración cristiana es un gran correctivo, es una invitación a sabernos con otros, a vivir en comunidad. En ella decimos que nuestro origen es común y pedimos juntos el perdón y el acontecer del Reino. Nada tiene que ver con una oración solitaria. Es una soledad acompañada, llena de rostros (sonora, le llamaba el maestro Juan de la Cruz, otro gran buscador de Dios en la noche). A vosotros, que tanto os atrae la noche, en ella os encontráis y os queréis, a veces pasáis peligros y malos ratos, en la noche están vuestros amigos y vuestro mundo... Ojalá que podáis descubrirla también como un tiempo de salvación. ¿Sabías que Jesús se retiraba de noche a orar? Eso tiene en común con vosotros, entre otras cosas, que le gustaba la noche para entrar en relación.
¿Tienes un «blog»? Seguro que conoces algunos. Los hay de una sola persona y los hay compartidos. El «blog» de la oración cristiana es con otros, junto a otros, para otros. En los «blogs» se narran experiencias, modos de ver, anécdotas, cosas que uno quiere compartir, conversaciones...; es como un diario colgado en la red. Normalmente, tenemos un «blog» exterior, que es el que mostramos, pero tenemos también un «blog» interior que nos es más desconocido incluso para nosotros mismos.
Hemos inflado la exterioridad, la imagen exterior. ¡Cuánto nos juega a todos y cómo la explotan los medios de comunicación...! Pero de lo interior apenas vislumbramos, pues es aquello que no vemos directamente. Podemos conocer y hasta deslumbrarnos por el exterior de una persona, por su belleza, su inteligencia, su simpatía...; pero para conocerla de verdad necesitamos considerar su interior, su modo de ser, su corazón y su visión del mundo. Somos un iceberg para nosotros mismos, y así vemos también a los otros: nuestra mejor parte permanece oculta, y la oración nos ayuda a descubrirla, nos da ojos interiores para mirar lo profundo en las personas, la dimensión más verdadera de nuestras vidas. Si algún día tienes tu pareja, prueba a orar por ella, a llevarla junto a Dios y también a rezar juntos, a tener un «blog» interior. Prueba también con los amigos y con las personas con las que más te cuesta relacionarte. Te sorprenderás.


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