Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández

Un Proyecto de Vida

Cuando hacemos las cosas para que otros lo vean, para quedar bien con los demás, para posicionarnos por encima de los otros, nuestras acciones no tienen valor en sí y Dios las desaprueba. Pero cuando actuamos según una convicción, un sueño; según el corazón, Dios reconoce nuestras acciones, se alegra de ellas y nos recompensa.

Como se han podido dar cuenta a través del blog, hemos realizado un cortometraje para presentarle a todos ustedes lo que hacemos para los niños y sus familias por medio de la fundación. Como ven dentro de las entrevistas que se le hicieron a los niños en el video, hubo uno de ellos que marcó mi corazón con sus palabras. Hay que destacar que dichas entrevistas no fueron ni preparadas ni ensayadas sino que los niños mostraron lo que sienten que la fundación ha hecho y quiere seguir haciendo con ellos y sus familias.

Mario fue aquél que en el video dijo: esto es un proyecto de vida. Y me sorprende que él lo haya dicho puesto que nosotros en ningún momento le hemos dicho estas palabras, sino que le han salido del corazón al ver cómo nosotros los tratamos y qué realmente queremos de ellos.
Cuando realmente hacemos algo por amor a los demás, por los más vulnerables (los niños), por los que más necesitan, es un acto agradable a los ojos de Dios. Intentemos hacer lo que hacemos diariamente con y por amor, con una sonrisa, un gesto de cariño. La mejor forma de mostrar nuestra verdadera identidad como cristiano es mediante nuestras acciones.

Solo nos queda pedirle a Dios que nos use como instrumento de PAZ, AMOR y CARIDAD para los demás y que solo a su nombre sea dada la GLORIA. ¡Vete y haz tú lo mismo!

 Postdata: Esta reflexión va dirigida especialmente a aquellas personas que hacen realidad este proyecto de vida: a los grupos parroquiales, que a través de su desayuno semanal les dan ese alimento necesario a los niños; a los padrinos, que con su aporte cubrimos las necesidades económicas de la fundación, y al cuerpo del voluntariado que con su empeño, dedicación y tiempo dan su vida, su sonrisa para que los niños tengan vida. Jóvenes gracias por dar su tiempo y por ser Merced de Dios para los demás, sigan así que Dios les tiene un excelente futuro.