miércoles, 28 de abril de 2010

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández


PAN para TODOS

Ser Pan: Jesús bendijo, partió, multiplicó el pan e hizo que lo repartieran. Cuando compartimos, Dios multiplica y sacia todas nuestras hambres. Jesús haciendo un signo, se queda para siempre como signo. Es: Pan partido para indicar hasta dónde ha llegado el amor, dispuesto a dejarse partir como pan.

Pan compartido para enseñarnos a poner en común cuánto somos y tenemos.
Pan que urge al compromiso para que el mundo llegue a ser un reflejo de lo que se vive en la Eucaristía.
Pan que llega a la entrega para aprender a amar hasta gastarse, al alimentarse de un amor oblativo.
Pan para vivir la comunión con Dios y con todos los hermanos, con preferencia hacia los más necesitados.
Pan generoso, libre, gratuito, hasta ser la levadura que hace fermentar la masa.

En la pastoral juvenil estamos próximos a celebrar la primera comunión de algunos jóvenes y con motivo ha dicha celebración el domingo pasado hablábamos de ese pan que algunos hemos recibido y que nos ha motivado e impulsado a seguir hacia delante. Como forma de dar una explicación mas cercana a los jóvenes, de que la comunión es un acto que nos debe conducir a encontrarnos de cerca con Dios-Jesús y con los demás, presentamos un pan como símbolo de Jesús e indicamos que cada uno de los que allí estaban tenían que tomar un poco de ese pan y compartirlo con alguien del grupo.
Al momento de esta dinámica-oración que llevábamos, los animadores íbamos recordando cómo Jesús con cinco panes y dos peces dio de comer a tantas personas. Lo sorprendente del caso es que éramos alrededor de 20 personas y el pan (que era solo uno y pequeño) dio para compartirlo entre todos y mejor aun, sobró un pedazo que se podía compartir con otros que se unieran al grupo.

La moraleja está clara, Jesús es ese pan que se parte, se comparte y se reparte por cada uno de nosotros y nos invita a que cada vez que nosotros degustemos de dicho pan, podamos mantenernos en una estrecha comunicación con él, pero sobretodo podamos compartirlo con los demás. Debemos ser como ese pan, partirnos, compartirnos y repartirnos por los demás, que si como el pan debemos pasar por ese proceso de fuego y calor para poder saciar el hambre de los demás, estemos siempre dispuestos como Jesús siempre lo está por cada uno de nosotros. ¡Vete y haz tú lo mismo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermosa reflexion.... yo quiero ser ese pan que se comparte