miércoles, 7 de abril de 2010

Con Otras Palabras por Pabel Alba Hernández


Déjennos resucitar

Ya no hay miedo, ya no hay muerte; ya no hay penas que llorar, porque Cristo sigue vivo, la esperanza abierta está. Cuando un hombre a tu lado ya no sabe caminar, no le dejes de la mano, dale tu felicidad. Cuando alguien te pregunte dónde está la libertad, que en tus obras él descubra que Jesús es quien la da.
Un clamor, una exhortación, un solo grito: ¡déjennos resucitar! ¡Déjennos en paz!
En un mundo en el cual sobrevivimos a costa del otro, en el que sólo provocando el enterramiento de nuestros compañeros podamos obtener, arrebatar una posición “digna”; en medio de una sociedad que nos transforma en individualistas, pero que nos aplaude cuando logramos sobresalir en medio de los demás, es necesario inyectar una vida que nos convierta en humanos y nos haga sensibles a la necesidad de todos.
Es innegable que en una sociedad como la nuestra, el resucitar se nos hace difícil, es como si nos sintiéramos felices en un ambiente podrido de promesas incumplidas, donde parece dominar la ley de la selva, la ley del más fuerte.
Estos no son acontecimientos extraños, porque tanto tú como yo hemos sido protagonistas de hechos que nos vienen encima y que nunca se lo hubiéramos deseado ni a nuestro peor enemigo: porque, realmente, tenemos enemigos: el individualismo, la injusticia, la corrupción, el hambre, la enemistad, etc.…
En este país hacen falta hombres y mujeres libres para escoger. Que no se dejan confundir ni aceptan imposiciones y proyectos individualistas, egoístas y mal intencionados. Hace falta que nos unamos para hacer una tierra de seres humanos libres.
Los humanos no soportan este camino que lleva al calvario, a la tumba. Queremos resucitar y esto se hará cada vez más difícil si no trabajamos unidos. Ya hemos muerto a muchas cosas; estamos construyéndole una fosa al amor y la justicia. Necesitamos resucitar.
Jesús murió y resucito por cada uno de nosotros para darnos una muestra de amor y fidelidad. Él nos invita a imitarlo, morir o dejar atrás aquellas cosas que me hacen estancarme en el camino; limpiar mi corazón; dar la vida por mi familia, mi comunidad por mi sociedad; a ser fiel y obediente a los designios de Dios para con nosotros. Jesús nos invita a resucitar con él, a ser hombres y mujeres nuevos, capaces de luchar por la libertad. Jesús nos invita a renovar nuestra vida, nos invita a Amar.
Jesús nos dice: “Sal del sepulcro, levántate, vive, camina, ayuda a otros a caminar. Como un hijo de Dios, como mi Hijo: a ser libertad”.

Postdata: alguna relación con las próximas elecciones congresuales y municipales o con contratos de empresas internacionales que perjudican nuestro medio ambiente, nuestra sociedad, es pura coincidencia. Solo les quería decir que Jesús ha vencido la muerte, que Jesús resucitó y lo ha hecho por ti y por mí para que resucitáramos por los demás. Luchemos por nuestro país ¡Vete y haz tú lo mismo! Feliz Pascua de Resurrección.


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