lunes, 7 de diciembre de 2009

ORAR CON EL TACTO



¡Cuántas cosas haces con tus manos!
¡Y qué olvidadas las tienes!
Ellas también necesitan tu atención,
para que descubras sus maravillas
y les estés eternamente agradecido/a.

En la mañana y durante el día, fíjate en tus manos, admíralas, contémplalas... Cae en la cuenta de la infinidad de cosas buenas que haces y consigues a través de ellas... Selecciona alguna y detente durante unos segundos...Tal vez brote en ti un sentimiento de agradecimiento por todo lo bueno que te permiten hacer.
También son un instrumento para hacer el mal... ¡Pero ellas no son culpables!¡Hacen lo que tú las ordenas!
Imagínate, por un momento, que no tuvieras manos y cómo sería tu vida sin ellas... Te darás cuenta que son un auténtico tesoro. ¡Guárdalo y agradécelo!
Tal vez te ayude el recordar que Dios te creó y moldeó con sus manos: “Tus manos me han hecho y han formado” (Salmo 119,73) y que todas las cosas que él hizo con ellas son maravillosas, como lo canta también el salmista: “¡Qué grandes son tus obras, Yahvé!” (Salmo 8).
En la noche, una vez que recojas tu día y los sentimientos más importantes que has vivido, puedes hacer el gesto de la señal de la cruz, pidiendo a Dios que te proteja con su bendición. (“En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”).


• Nuestras manos…
“Nuestras manos son el mejor vehículo que tenemos para relacionarnos con el mundo pues extendidas nos permiten ensanchar el espacio que nos rodea; inquisitivas, tocar el mundo material; tiernas, acariciar a nuestros semejantes; hambrientas, llevar la comida a nuestra boca; agresivas, herir a nuestro lado; egoístas, cerrarse sobre sí mismas. Llevamos inscrita en nuestras manos la opción fundamental que ha adoptado nuestra vida, ellas revelan nuestras inquietudes, nuestra generosidad… son la imagen externa de nuestro corazón endurecido o sensible. Las manos de un cristiano tienen un apretado programa de trabajo”.
Isabel-Gómez Acebo

• Recoge la semana
Una vez dedicada esta semana a un nuevo sentido -el tacto- conviene que recojas la experiencia que has vivido cayendo en la cuenta de qué ha significado para ti la meditación sobre el mismo: qué sentimientos positivos o negativos ha suscitado en ti y si te ha sido una experiencia agradable o desagradable.

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