miércoles, 4 de noviembre de 2009

Mi experiencia vocacional por Ermes E. Liriano C.

Vivir la vida como una vocación es el secreto de la felicidad, yo personalmente voy descubriendo y entendiendo ese secreto día tras día. Poder soñar con lo que quiero ser y emocionarme con mis propias aspiraciones: “ser un mercedario”; es casi como volver a ser un niño. El gran regalo que Dios nos ha dado es una vida de la cual nos podemos sentir dueños sin que realmente lo seamos, pues al final nuestra vida es de Él.
Haciendo mi camino vocacional me doy cuenta de lo grande que es Dios y de las grandes maravillas que Él ha hecho en mí. La verdad es que no fui curado de un cáncer, ni recibí un milagro o una visión extraordinaria sin embargo, Él me hizo sentir su amor, amor que se vuelve llamada.
Escuchar la llamada es lo mismo que enamorarse, no sabemos de donde vienen tantas energías, tantas emociones, tanta convicción; simplemente nos sentimos como en las nubes. Siendo sincero y fiel a mis experiencias, tengo que admitir y confesar que no siempre uno está flotando en las nubes y caminando entre pétalos; aparecen momentos en que uno siente una gran piedra encima, y dan ganas de soltar todo. En esas situaciones, todavía puede escucharse el eco de la llamada divina. La vocación no pasa, porque la voz de Dios no se cansa de llamarnos.

No hay comentarios: