viernes, 2 de octubre de 2009

Evangelio del Domingo 4 de Octubre: ACOGER A LOS PEQUEÑOS Por José Antonio Pagola


El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer, era una creencia popular. Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan. Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño. Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús. La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros. El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan hombres y mujeres que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados. El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre. Piensa en los pequeños. Pásalo.

1 comentario:

Hector Roberto dijo...

Eres quien eres por una razón, Eres parte de un plan minucioso, Eres criatura singular, diseño hermoso, llamado por Dios hombre y mujer. Vas tras la búsqueda de una razón, Errores no comete Dios, te entretejió en el vientre, no eres ilusión, Eres justo lo que el quería hacer. A quienes tienes por padres, El Eligio, pese a como te sientas por ellos, de acuerdo con su plan los escogió, del padre llevan su sello. No fue fácil encarar esa emoción, Dios lloro al verte sufrir, lo permitió para formar tu corazón, para que a su semejanza puedas vivir. Eres quien eres por una razón, la vara del Padre te formo, Eres quien eres por Amor.
La verdad, "Hay un Dios!!